Reconquistó Paul McCartney a Chile

23 de Abril 2014.- Salió a las 9 y media de la noche en punto al escenario, vistiendo un abrigo azul, el pelo más largo que la última vez que se le vio en Chile, hace 3 años, y con 71 primaveras en el cuerpo. 71 años que no le pasan en vano, pues con más de medio siglo dedicado a la música, Paul McCartney se oye como el Beatle que alguna vez fue, quizás más rockero y con la nostalgia del paso del tiempo sobre los hombros.

No importó el retraso, tampoco el reagendamiento del primero de los dos conciertos ofrecerá en nuestro país -y que finalmente se llevará a cabo este miércoles a las 21.30 horas- por el retraso en la llegada de su equipo técnico, porque Sir Paul logra concentrar y presentar sobre el escenario, con solo cinco músicos incluido él mismo, lo que probablamente ninguna otra banda podría: un show impecable e íntimo, cargado de éxitos, de rock explosivo y destreza musical. También un espectáculo visual sin precedentes, con pirotecnia incluida y genuinas muestras de emoción y agradecimiento. 

Cuando un manto de pifias ansiosas cubrió el Movistar Arena pasadas las 9 y media de la noche, apareció sonriente y con una guitarra en la mano. ¡Hola Santiago, buenas noches santiaguinos, qué gusto verlos de nuevo!", dijo, ante la vista atónita del público. El resto fue rock y música, un reencuentro con los sesentas, con los inicios de su carrera, con Wings, con McCartney solista.

Su presentación en Montevideo de hace algunos días hacía pensar que en su reencuentro con Chile cantaría más de tres horas, que haría un repaso por su exitosa carrera con el cuarteto de Liverpool y luego como solista, que cautivaría a un ecléctico público. Y así fue. 

Con temas como "Yesterday", "And I love her", "All my loving", "We can work it out" y muchas otras, rememoró los mejores años de su carrera junto a Los Beatles, recordando especialmente a su ex compañero de banda George Harrison. Y no solo eso: también tuvo tiempo de sobra -pues cantó hasta pasadas las 12 de la noche sin derramar ni una sola gota de sudor- para tomar el bajo, un ukelele y sentarse frente al piano para entonar cinco canciones de su último y décimosexto disco "New", del 2013. Fue "Hey Jude" el himno de la noche y que encendió la antorcha humana. Entonces el público fue su coro, y McCartney el director de orquesta.

También se aventuró a hablar en español, a convertirse en el anfitrión de una fiesta "la raja", como él mismo dijo, desatando las risas y aplausos. En un momento de la jornada, subió a un pequeño niño proveniente de La Serena, a quien saludó y autografió en la ropa. Ante la escena había más de 50 mil fanáticos enternecidos. Y no solo chilenos. A un costado de platea baja colgaba una bandera argentina (país que McCartney no consideró para esta gira por Latinoamérica que lo tuvo en Uruguay y más adelante en Perú y Ecuador) con el mensaje "We came from Argentina just to see you". Porque si hay algo que logra McCartney es mover montañas, y trasladarlos a todos a tiempos pasados, a aquel espacio en la memoria donde hay cientos de canciones que jamás se borrarán. 

En resumen, Paul McCartney reconquistó, y con creces, a sus fanáticos, desde los más grandes hasta los más chicos, algunos incluso vistiendo uniforme escolar. Y si hay algo de cierto en esto, es que este "Nuevo" trabajo trajo consigo a un nuevo Paul, a un ex ex Beatle que sin duda tiene cuerda para rato.