Las detenciones y su efecto

Opinión / Columna

Publicado: 17 de abril, 2017 | 8:38 AM

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Muy lejos de la razón están aquellos que creen que las aprehensiones de Tomás Yarrington y Javier Duarte, servirán para limpiar del desprestigio del partido que los hizo, los encumbró y los arropó.

Equivocados están, sin duda, al pensar que con el simple hecho de poner tras las rejas a esos incómodos ex militantes, su partido de origen va a librarse del lastre que le significan ese par de recientemente detenidos.

Para el PRI, tener en el banquillo de los acusados a los ex gobernadores de Tamaulipas y Vreacruz, no significa en lo absoluto la puerta a la victoria en el Estado de México en dos meses o el triunfo en junio del 2018.  No.

Por mucho que hoy estén en la carcel, para el grueso de la sociedad mexicana, durante los meses y años que estuvieron prófugos, hubo protección desde el mismo gobierno.

 La gente agraviada en este país no olvida como otro ex ilustre miembro del partido en el poder, Humberto Moreira, se burló de sus paisanos en Coahuila y hoy se pasea impunemente  y hasta busca obtener un fuero que lo proteja.

Tampoco con la detención de Yarrington y Duarte, se borran de la memoria colectiva las triquiñuelas de Rodrigo Medina, César Duarte y de Roberto Borge, por mencionar sólo a algunos de los señalados más recientemente por actos de corrupción.

Y si, están mal los priistas al pensar que se acabaron sus males, que su imagen a quedado lavada y que desde los Pinos se puso de manifiesto el combate a la corrupción. 

Para nada.

Sin embargo, y deben saberlo, esta sacudida impacta también en panistas, perredistas y morenos. Estos tampoco pueden sonreír ante el vendaval que azota al priismo.

Y ello, porque de igual  manera, millones de mexicanos no pasan por alto, aún con la justicia haciendo su papel, la sombra de la duda que se asoma sobre la honestidad de cientos de legisladores, decenas de gobernadores, y varios miles de alcaldes a lo largo y ancho del país.

Y de la desconfianza hacia la clase gobernante, no se salva ningún partido, ni ninguno de sus miembros.

Dicho de otra manera: Que caiga un funcionario, actual o ex,  por corrupto, no sólo afecta a sus colores, sino que agarra parejo, porque acrecienta ese sentimiento negativo hoy generalizado, hacia todo lo que huela a política.

En este escándalo , no hay ganadores. Las detenciones más recientes, y las que vengan, sólo tendrán como resultado un alejamiento aún mayor de la sociedad hacia  las urnas.

cardie